El pueblo de Lauterbrunnen considera cobrar entrada a los turistas
Lauterbrunnen, un pintoresco pueblo famoso por sus cascadas y paisajes alpinos, se enfrenta a un desafío creciente debido al turismo masivo. Calles congestionadas, aparcamientos abarrotados y el incremento en los precios del alquiler son algunos de los efectos que hacen peligrar la calidad de vida de los residentes y del entorno natural
En los últimos años, Lauterbrunnen ha experimentado un aumento significativo del número de turistas, debido en gran parte a su popularidad en redes sociales y a la práctica de actividades deportivas extremas como la escalada o el salto base, que se lleva a cabo lanzándose desde el borde de las gigantescas paredes del valle. Esta situación no solo ha creado diversos problemas para los habitantes de esta población y su entorno natural, sino que ha dividido la comunidad local entre aquellos quienes se benefician del turismo y los que buscan un lugar tranquilo donde vivir.
En vistas a encontrar una solución, las autoridades locales están valorando diferentes medidas para regular este fenómeno cada vez más común en lugares de gran interés turístico. Una de las soluciones más populares es establecer un precio de entrada al pueblo —entre 5 y 10 francos suizos—, especialmente si los visitantes vienen en coche particular. La idea de esta propuesta, similar al proyecto piloto que se está llevando a cabo en Venecia desde abril, no buscaría reducir la afluencia de turistas, sino utilizar la recaudación para mitigar sus efectos negativos.
Iseltwald, un precedente
Este tipo de medidas no son nuevas en Suiza. Iseltwald, un pueblo situado junto al lago de Brienz, cobra desde la primavera pasada una tarifa de 5 francos para acceder al muelle junto al lago y una tarifa de 50 francos a las empresas de autobuses turísticos. El lugar, que se popularizó a través de una escena de la serie coreana Crash Landing on You distribuida por Netflix, sufrió una afluencia viral de visitantes que puso en jaque tanto a los habitantes del pueblo como a sus autoridades.
El turismo de masas no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de Suiza. Tras el fin de la pandemia, la regulación del turismo, orientada a la protección del medio ambiente y la ciudadanía, está ganando cada vez más protagonismo en la agenda política internacional. Un ejemplo claro es el caso de Barcelona, que a partir de noviembre del 2023 decretó reducir de forma limitada las licencias de alojamiento turístico. En las islas Canarias, el pasado 20 de abril miles de personas con la insignia «Canarias tiene un límite» salieron a la calle para manifestarse en contra del turismo masivo. Asimismo, comunidades como Ibiza, Mallorca y Cantabria se han unido a un nuevo movimiento que apuesta por un tipo de turismo más sostenible y social.