Suiza rechaza la propuesta sobre biodiversidad y una reforma sobre las pensiones
El pasado 22 de septiembre, la ciudadanía suiza rechazó dos importantes propuestas en las urnas. La iniciativa por la Biodiversidad «Por el futuro de nuestra naturaleza y nuestro paisaje» fue desestimada por el 63% de los votantes y la reforma de la previsión profesional obligatoria (BVG), orientada a garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones, obtuvo un 67% de los votos en contra
El cambio climático y la pérdida de biodiversidad siguen siendo temas de preocupación mundial. Algunos expertos hablan ya de una sexta extinción masiva, advierten que el 70% de las especies vegetales del planeta están en peligro principalmente debido a la deforestación, la urbanización y el cambio climático. La situación de los animales no es mejor: el foro WWF (World Wildlife Fund) ha informado de una caída del 50% en las poblaciones de vertebrados salvajes desde 1970, una cifra que podría aumentar al 77% en los próximos años.
En Europa, estudios recientes muestran que la cantidad de insectos ha disminuido en un 75% entre 1989 y 2017, afectando gravemente a los ecosistemas. El Observatorio Copernicus indicó que junio de 2024 fue el mes más caluroso de la historia, con una temperatura 1,58°C superior a la registrada en el siglo XIX. Suiza, a pesar de poseer extensos y ricos espacios naturales, tiene un ecosistema muy complejo y sensible al cambio climático. Por esta razón, los promotores de la Iniciativa por la Biodiversidad demandan por parte de las administraciónes públicas, más protección y un mayor fomento de la biodiversidad con el fin de salvaguardar tanto los espacios naturales y la fauna en peligro.
En cuanto al segundo tema sometido a votación, volvió a las urnas una nueva reforma sobre las pensiones. Tras la aprobación en el 2022 de la reforma sobre el primer pilar de las pensiones AVS 21 (Seguro para la Vejez y la Supervivencia), que aumentó la edad de jubilación de las mujeres y ajustó el IVA, la preocupación sobre el futuro incierto de las pensiones impulsó este nuevo proyecto de reforma sobre la Previsión Profesional Obligatoria (BVG). Se trata de ajustar el sistema financiero a un continuo envejecimiento de la población y a una fuerza laboral cada vez más fragmentada.
Soluciones locales a un problema global
A pesar de su buena reputación como refugio de biodiversidad, Suiza está inmersa en la corriente mundial de degradación ambiental. Según la Oficina Federal de Medio Ambiente (OFMA), la mitad de los entornos naturales y un tercio de las especies del país están amenazados. Se registra un aumento progresivo de calor, en 2022 se anotaron las temperaturas más altas desde que comenzaron los registros en 1864, con una pérdida del 6% de los glaciares del país. Los ríos y lagos también están sufriendo la contaminación por plásticos, basuras y detergentes, mientras que la agricultura intensiva y el uso de pesticidas están contribuyendo a la degradación de los suelos.
Ante la evidencia de la crisis ecológica y a pesar de la petición reciente de un extenso grupo de prestigiosos científicos suizos que solicitaban -a través de una carta abierta- acciones urgentes para frenar la degradación ambiental, la propuesta no prosperó.
La iniciativa popular sobre Biodiversidad llevada a las urnas el pasado 22 de septiembre, considera que Suiza no está haciendo lo suficiente para preservar la naturaleza y el paisaje, «las cosas no pueden seguir así” alertan. Fueron siete las organizaciones ambientalistas y de protección de la naturaleza las que orquestaron la iniciativa para fomentar los valores naturales y arquitectónicos: Pro Natura, Patrimonio Suizo, BirdLife, Fundación Suiza para la Protección y Ordenamiento del Paisaje, Asociación Suiza de Pesca (SFV-FSP), Casa Fair y Fair Fish. En la esfera política, sólo los Verdes y el Partido Socialista (PS) apoyaban el texto, mientras que en las filas de los liberales verdes (PLV) había división de votos.
El proyecto pretendía anclar la protección de la biodiversidad en la Constitución con la intención de frenar la degradación de los ecosistemas y proteger los paisajes urbanos y arquitectónicos. Habría implicado la modificación de la Constitución y una inversión estimada en 20 millones de francos suizos. Por último exigía que los responsables de aplicar las nuevas medidas fueran el Gobierno Federal y los Cantones.
El Consejo Federal y el Parlamento recomendaron votar «no» a esta propuesta, advirtiendo que la iniciativa perjudicaría a la agricultura, a la producción de energías renovables y a la industria maderera, además de limitar la capacidad de actuación de los cantones y el Gobierno federal. El 63% de los votantes se decantó por el “no” al proyecto.
No es la primera vez que los suizos rechazan una propuesta relacionada con el cambio climático. En 2021, un 51,6% de los votantes desestimó un proyecto de ley que buscaba reducir las emisiones de CO2 en un 50% para 2030. La tendencia de los votantes a rechazar iniciativas que impliquen restricciones económicas o grandes cambios estructurales parece continuar en esta segunda ocasión.
Una segunda reforma sobre las pensiones
La nueva reforma sobre el segundo pilar de las pensiones, Previsión Profesional Obligatoria (BVG), que fue rechazada con un 67% de votos en contra, había generado un intenso debate en Suiza y buscaba varios cambios clave en el sistema de pensiones sobre el segundo pilar.
Uno de los principales objetivos era reducir el umbral salarial para la cotización, lo que implicaba que más trabajadores, especialmente aquellos con salarios bajos o en trabajos a tiempo parcial, comenzarían a cotizar antes. Además, la reforma proponía ajustar la fórmula de cálculo de las pensiones, con el fin de garantizar la viabilidad a largo plazo del sistema, en una sociedad donde la esperanza de vida sigue en aumento y las generaciones más jóvenes enfrentan un futuro financiero incierto.
A pesar de estos cálculos, los críticos argumentaron que la reforma afectaba negativamente a los trabajadores de menores ingresos. Para estos trabajadores, la necesidad de cotizar más no vendría acompañada de un incremento proporcional en el monto de sus pensiones, lo que, según los detractores, aumentaría la desigualdad en el sistema. Los sindicatos y algunos partidos políticos de izquierda, también advirtieron que esta reforma ponía en peligro el equilibrio del sistema de bienestar social, al cargar más costos sobre los trabajadores sin ofrecer suficientes beneficios adicionales.
Por otro lado, los defensores de la reforma, incluidos sectores empresariales y algunos partidos de centroderecha, afirmaban que los cambios eran necesarios para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en un contexto donde la población envejece y la fuerza laboral se reduce. Argumentaban que, sin esta reforma, el sistema actual se volvería insostenible en las próximas décadas, poniendo en riesgo las pensiones de futuras generaciones.
En el folleto explicativo distribuido antes de la votación, el Gobierno suizo y el Parlamento aconsejaron votar «sí» a la reforma, subrayando que el envejecimiento de la población y los bajos rendimientos de las inversiones dificultan mantener el nivel de prestaciones de las pensiones en el futuro. Sin embargo, la falta de consenso entre los diferentes sectores políticos y sociales, sumado al temor a un impacto negativo sobre los trabajadores de ingresos más bajos, llevó a rechazar la propuesta.
La participación en ambas votaciones, tanto la de la reforma de las pensiones como la de la iniciativa sobre biodiversidad fue del 45% del electorado. Esto refleja una tendencia preocupante de baja participación en temas cruciales para el futuro del país, que requieren el equilibrio entre sostenibilidad económica y justicia social.