La catástrofe de Blatten reabre el debate climático en Suiza
El devastador desprendimiento del glaciar Birch, que arrasó con el 90% del pueblo alpino de Blatten, ha puesto en evidencia los efectos tangibles del cambio climático en los Alpes. Mientras la comunidad científica señala la aceleración del deshielo y la inestabilidad del permafrost como factores clave, el país reabre el debate político sobre su compromiso con el Acuerdo de París
El pasado 28 de mayo, el pequeño pueblo alpino de Blatten, en el valle de Lötschental (cantón del Valais), fue prácticamente borrado del mapa por un colapso masivo del glaciar Birch: una avalancha de aproximadamente 10 millones de metros cúbicos de hielo, rocas y lodo sepultó el 90% de la localidad. Afortunadamente, sus 300 habitantes habían sido evacuados días antes por las señales de inestabilidad registradas en la montaña Kleines Nesthorn, aunque un hombre de 64 años permanece desaparecido.
El colapso fue precedido por semanas de movimientos acelerados en el glaciar, con desplazamientos de hasta 17 metros en tres días. El peso de nueve millones de toneladas de rocas acumuladas sobre el hielo intensificó la fusión por presión, generando una capa milimétrica de agua subterránea que facilitó el deslizamiento masivo del terreno desde la cumbre hacia el valle.
Allí, el colosal desprendimiento bloqueó dos kilómetros del curso del río Lonza que, ante la imposibilidad de seguir su cauce natural, terminó formando un lago que amenazaba con inundar terrenos situados aguas abajo. Aunque el flujo del río ya está parcialmente restablecido, la zona dista mucho de ser segura y las autoridades mantienen la alerta ante la posibilidad de que se produzcan nuevos corrimientos de tierra.

Glaciares en retroceso: una señal del cambio climático
La catástrofe de Blatten es un ejemplo alarmante de cómo el cambio climático está afectando los Alpes suizos. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Suiza ha perdido el 10% del volumen de sus glaciares en los últimos dos años. El calentamiento global está acelerando el deshielo y desestabilizando el permafrost, la capa de suelo permanentemente congelada que actúa como “cemento” natural del terreno en las cumbres alpinas.
Christophe Lambiel, profesor e investigador del Instituto de Dinámica de la superficie terrestre de la Universidad de Lausana y especialista en permafrost, abordó ya en 2019, en una entrevista publicada en el Géoblog de la misma universidad, la relación entre el cambio climático y el aumento de desprendimientos en las zonas de permafrost. Sin embargo, otros expertos como Matthias Huss, director de la Red Suiza de Monitoreo de Glaciares (GLAMOS, por su acrónimo en inglés), advierten que establecer un vínculo directo es complejo, aunque reconocen que el calentamiento global es un factor acelerador de procesos geológicos.
Compromisos climáticos a debate
En 2017, Suiza ratificó el Acuerdo de París, comprometiéndose a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. En junio de 2023, el 60% de los votantes suizos aprobó la llamada Ley de clima e innovación 2023, que busca acelerar la adopción de energías renovables para alcanzar estos objetivos.
Sin embargo, el Partido Popular Suizo (SVP) ha propuesto la salida del Acuerdo de París, argumentando que las políticas climáticas actuales perjudican la economía nacional: “Los objetivos climáticos utópicos solo conducen a nuevas prohibiciones y a miles de millones de francos en costes adicionales para la población suiza”. No obstante, el ministro de Medio Ambiente, Albert Rösti, del mismo partido, ha reafirmado el compromiso de Suiza con el acuerdo, aprobado por la población suiza cuando votó a favor de la Ley del Clima.
Sébastien Duyck, abogado en el Centro de Derecho Ambiental Internacional, advirtió el pasado mes de febrero en una entrevista para Euronews que “abandonar el Acuerdo de París no eximiría a Suiza de sus obligaciones legales en materia de acción climática, simplemente reduciría la influencia del país en las decisiones climáticas globales futuras”.
Reconstrucción y resiliencia
La reconstrucción de Blatten, de producirse, llevará años y requerirá una inversión significativa. Las autoridades suizas están evaluando formas de apoyar a los desplazados y prevenir futuras catástrofes similares. La tragedia ha generado un debate nacional sobre la necesidad de fortalecer las políticas climáticas y adaptar las infraestructuras a los nuevos riesgos asociados al cambio climático.
El colapso del glaciar Birch es una llamada de atención sobre los efectos tangibles del calentamiento global en Suiza. Mientras el país debate su compromiso con el Acuerdo de París, los eventos extremos como el de Blatten subrayan la urgencia de tomar medidas concretas para mitigar y adaptarse al cambio climático.
El agua dulce, un bien en peligro
Un artículo publicado por la OMM advierte de la importancia de los glaciares, –más de 275.000 en todo el planeta– y de los peligros que entraña su desaparición: “Los glaciares y los mantos de hielo almacenan cerca del 70 % del agua dulce mundial […]. La conservación de estos recursos cruciales es esencial no solo para la sostenibilidad medioambiental, sino también para la estabilidad económica y la salvaguarda de medios de subsistencia”.
En el mismo artículo, esta institución afirma que las catástrofes climáticas serán más frecuentes en un futuro próximo, y que el agua dulce podría ser un bien escaso en el futuro lejano: “La fusión de los glaciares, la nieve y los hielos entraña un aumento a corto plazo de los deslizamientos de tierra, las avalanchas, las crecidas y las sequías, además de comprometer a largo plazo la seguridad del abastecimiento de agua de miles de millones de personas.”
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