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El impacto ambiental de los desechos alimenticios en el punto de mira

Nuevas medidas en Suiza apuntan a reducir a la mitad los desperdicios de alimentos para el 2030

La guerra en Ucrania, que está agravando los problemas de abastecimiento de alimentos en todo el mundo, y los desafíos de la biodiversidad y el cambio climático nos recuerdan la importancia de disminuir el despilfarro de comida. Según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), alrededor del 40 por ciento de todos los alimentos que se producen en el mundo no se consumen nunca; en Suiza se pierden 2,8 millones de toneladas de alimentos al año, que equivale a 330 Kilos de alimentos por persona que van a parar a la basura.

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Poto por Sarah Chai

El desperdicio de alimentos tiene un impacto negativo en el medio ambiente, ya que contribuye a la contaminación y a la emisión de gases de efecto invernadero perjudiciales para el clima. Estos residuos representan en Suiza un 25% del impacto ambiental, según un reciente estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ).

Si bien las pérdidas de alimentos ocurren en todo el sistema alimentario, desde la producción y el procesamiento, hasta la distribución, venta al por menor y el consumo, es en esta última fase, básicamente en los hogares y en la restauración, donde se genera una mayor cantidad de estos residuos y desechos alimentarios.

Según el informe de la EPFZ, el impacto medioambiental evitable producido por el desperdicio de alimentos es causado en un 52% por los hogares y el sector de la restauración, el 27% por la industria de procesamiento, el 8% por el comercio, mientras que la producción agrícola de alimentos al inicio de la cadena es responsable del 13%.

Hay que tener en cuenta que la producción de alimentos requiere el uso de recursos limitados como el agua, la energía y el suelo, y que cuantos más alimentos se desechan al final de la cadena de producción y comercialización, mayor será el gasto de los recursos y el impacto ambiental. En la fase final de la cadena de alimentación, cuando el producto ha llegado al consumidor ya se han producido emisiones para su transporte, procesamiento, almacenamiento, embalaje y preparación, recuerda dicho estudio. Por otro lado, los alimentos que no se consumen tienen un impacto económico que al final van a parar al bolsillo de los consumidores, en los hogares suizos esto supone una pérdida de más de 600 francos por habitante y por año.

Nuevo plan hasta 2030

Aunque ya existen medidas e iniciativas a fin de reducir el desperdicio de alimentos, un nuevo plan más ambicioso está ya en marcha para acelerar este proceso; y es en el el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible donde Suiza se propone de aquí a 2030 reducir a la mitad la cantidad de pérdidas de alimentos tanto a nivel de producción, como de distribución, comercialización y consumo. Este es el principal objetivo al que apunta el Plan de Acción para Reducir el Desperdicio de Alimentos adoptado por el Consejo Federal el pasado 6 de abril de 2022.

Foto por Marek Studzinski

Las medidas a desarrollar en este plan de largo alcance se aplicarán en dos fases, de 2022 a 2025 y de 2026 a 2030 y van a implicar tanto al gobierno federal como a cantones y municipios. Se contempla la firma de acuerdos con empresas (ya han firmado 28 empresas) y organizaciones del sector alimentario para implementar medidas que supondrán, por ejemplo, la mejora de la declaración de caducidad de determinados productos, el aumento de las donaciones de alimentos no vendidos a organizaciones benéficas, la optimización del envasado o una mejor planificación de las cosecha.

Así mismo, para que estas tendencias se mantengan a largo plazo, se promoverá la difusión de los conocimientos a los hogares y apoyo para desarrollar las competencias de los profesionales en el sector. En el año 2025 la Confederación estudiará si las medidas de la primera parte del plan de acción son suficientes.

Feo, pequeño, grande, deforme

Las razones para tirar frutas y verduras son tan variadas como injustificadas, desechar los alimentos por su aspecto supone un juicio estético absolutamente subjetivo que nada tiene que ver con la calidad y con su valor nutritivo del alimento.

Según el periódico de economía “Portafolio”, alrededor de 700 millones de toneladas de frutas y verduras se desperdician anualmente porque la forma, el color, las manchas o el tamaño producen rechazo o asco al consumidor. De esta manera los mercados demandan cada vez más productos homogéneos y estéticos, lo que provoca que los minoristas se esfuercen por seleccionar solo alimentos con un buen aspecto.

Foto por Rezel Apacionado

Crispín Moreira, alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), nos recuerda que “las imperfecciones naturales de estos alimentos no cambian su calidad” y que “la desinformación y el prejuicio de la población al respecto están provocando fuertes daños ambientales.” Señala que se necesita “sensibilización y educación alimentaria tanto de la sociedad civil como de instituciones gubernamentales, así como de los productores de alimentos, de lo contrario el ciudadano nunca va a saber que no consumir una zanahoria o un plátano deformado constituye un problema de salud pública, ambiental y económico.”

También los profesionales de la Psicología tienen algo que decir en este asunto para esclarecer el fenómeno del despilfarro, el psicólogo Ricardo Trujillo, vicerrector de Investigación de la Corporación Universitaria Americana (CUA) explica que los humanos son seres estéticos: «cuando un animal se acerca a la comida, este no emite un juicio estético, sólo distingue si es comestible o no comestible», asegura. Por el contrario, el humano, al haberse «desnaturalizado de la naturaleza», emite un juicio estético y absolutamente subjetivo en todas sus acciones, entre las cuales entra también la alimentación.

Referencias

  • www.myscience.ch
  • Nouvelles études de l’OFEV sur les déchets alimentaires dans l’agriculture et les ménages
  • www.portafolio.com
  • WWF.ch
  • EPFZ: Boletín Noticias Del Exterior Ginebra, Número 436
  • Swiss Info, Mayo 2022

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