Reportajes

Acogida a los refugiados ucranianos en Suiza

Suiza mantiene sus puertas abiertas para acoger a miles de ucranianos, alrededor de tres mil hasta el momento, y se esperan más

Desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, el 24 de febrero, instituciones y ciudadanos del mundo, especialmente de Europa se movilizan para ofrecer ayuda humanitaria y protección a los ucranianos que huyen de la guerra. Las dimensiones de la catástrofe humana y social son inimaginables, al día de hoy son más de tres millones de personas los que han abandonado su país y según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pronto llegarán a los cuatro millones, esto sin contar los dos millones de personas desplazadas dentro del país. La mayoría huye a Polonia y otros cientos de miles cruzan las fronteras de los otros países limítrofes: Moldavia, Rumanía, Hungría y Eslovaquia.

Entrada al centro de asilo, Bundesasylzentrum Zürich, marzo de 2022

Suiza, que se encuentra a unos 1.300 kilómetros de Polonia, ha recibido hasta el momento más de 6.000 refugiados. Según el SEM (Secretaria de Estado para la Migración), que se han ido ubicando repartidos entre domicilios privados (2.840) y centros de asilo (3.642). Estos centros cuentan con una capacidad de unas 9.000 plazas a nivel nacional, aunque en los cantones ya se están creando miles de nuevas plazas para acoger a las personas que ya cuentan con un «Permiso S». Actualmente, según informa la televisión nacional RTS (2) los centros de acogida de refugiados están desbordados y se calcula que llegarán más de 60.000 personas para pedir asilo en el país. La tradición humanitaria de Suiza se hace sentir en las esferas políticas, se implementan nuevas medidas para acoger y proteger a los refugiados; resurge el debate en la calle y vuelve la confrontación política sobre dónde están los límites a la tradición humanitaria hacia los demandantes de asilo; mientras, multitud de voluntarios participan de esta gran ola de solidaridad que recorre Europa.

Bundesasylzentrum Zürich, marzo de 2022

Un nuevo permiso de protección

A partir del 12 de marzo, Suiza concede el «Permiso S» a todos los ucranianos que se encuentren en el país. También es válido para personas extranjeras que vivían en Ucrania y no pueden regresar de manera segura a su país de origen. Una vez presentada la solicitud por internet, este documento les permite trabajar de forma inmediata como empleados o de forma independiente, libertad de movimiento dentro del espacio Schengen y la disposición de un seguro de salud (3). También la Alianza Swisspass ofrece a los que cuentan con el «Permiso S» un Abono GA (Generalabonnement) que les permite viajar en transporte público, en segunda clase por todo el país.

Debate político

A nivel político el debate está servido. La consejera nacional del partido Schweizerische Volkspartei (SVP) Martina Birche, en declaraciones recientes, advertía que «la infraestructura de nuestro país tiene unos límites para acoger a personas. Además, no solo necesitan un techo sobre sus cabezas». En la misma línea, su compañero de partido, Mikke Egger, añadió: «Suiza recogerá y apoyará a los refugiados de Ucrania, pero como país tenemos una capacidad limitada (…) Hay que tener en cuenta las infraestructuras que disponemos y así debería ser en todos los países. No podemos recoger a gente ilimitadamente».

40,000 personas se manifiestan contra la guerra en Zúrich. Foto: Urs Jaudas

Por otro lado, la consejera nacional del partido de los Verdes, Manuela Weichelt, recuerda que «Suiza es una tierra con una gran tradición humanitaria y no deberíamos establecer fronteras cuando las personas están amenazadas de muerte».

Por su parte el portavoz de la Organización de Ayuda a los Refugiados de Zúrich (OAZ), Martin Roth, rechaza la idea de poner límites a la llegada de estas personas al país, «Si sólo se tratara de dar a la gente un techo y algo que comer, apenas habría un límite, como se puede ver en Polonia actualmente», dice Roth. Los factores limitantes son diferentes, dice: «Las dificultades surgen, por ejemplo, en el cuidado de los niños o en su colocación en las escuelas”. (4)

Esta organización no gubernamental, al igual que tantas otras, está trabajando en distintas medidas para apoyar a los refugiados. Desde su sitio web buscan voluntarios para ayudar a la población desplazada en las áreas de atención, enfermería y trabajo social. Los interesados pueden encontrar más información en la página web de la AOZ .

Ucranianos se manifiestan en Zúrich contra la guerra, Rathausbrücke, 10.03.2022

Dos amigos toman la iniciativa

Una muestra más de solidaridad con el pueblo ucraniano es la que pusieron en marcha dos amigos de la escuela, que lanzan una petición de ayuda a través de los grupos de Facebook de hispanohablantes en Suiza. A través de las redes sociales, se organizan de forma espontánea, durante los siete días de la semana piden fondos, materiales de primera necesidad, vehículos, conductores y buscan familias de acogida; las cosas van saliendo, y con la colaboración de voluntarios consiguen poner a salvo a un buen número de personas que huyen del horror. A día de hoy podéis encontrarlos en el grupo de con más de 20.000 Switzerland with Ukraine.

Es el caso de Dennis Claes, belga de nacimiento, que vivió en España 9 años y ahora vive en Suiza con su familia; regenta un hotel de invierno en Klöntal. Y su amigo belga de la infancia que prefiere mantener el anonimato.

Un anuncio donde se solicitan familias y conductores para acoger a mujeres y niños ucranianos encendió la chispa, a partir de aquí se comienzan a organizar a través de las redes sociales para recoger a refugiados en Polonia y traerlos al país helvético. Pedían conductores, furgonetas, autobuses, dinero para alquilar vehículos y pagar gasolina, alimentos, ropa de abrigo, productos de higiene, y muy importante, familias dispuestas a acoger a los demandantes de asilo, sobre todo mujeres y niños.

Dennis relata que desde el primer momento encontró muchísimo apoyo y colaboración entre los españoles que viven en Suiza para llevar a cabo esta aventura humanitaria, todo con la finalidad de poner a salvo a personas y encontrarles refugio en el país : «desde que se publicó el anuncio la gente no para de contactarme para ofrecer su ayuda o pedirme información» nos comenta. Destaca también la hazaña que protagonizan los conductores españoles, que algunos después de trabajar se disponen a cargar las furgonetas con provisiones para luego conducir hasta Polonia, recoger a las personas y traerlas de vuelta sin apenas descansar, son 1300 kilómetros los que separan a estos dos países europeos.

Voluntarios en Suiza viajan a Polonia, Zúrich. Fotos Alejandra Plaza

Conductores imprescindibles

En estos primeros viajes a Polonia, el contacto está con el padre Maciej, dominico de la Iglesia Católica de Varsovia, entregado a la causa de los refugiados que se encuentran ubicados en el pabellón de Congresos y Exposiciones de Varsovia. Él los recibe, les proporciona algo de descanso y facilita las gestiones para que el viaje de vuelta cumpla con las expectativas. Hasta el momento son 23 las personas, que gracias a todos los voluntarios, se han podido traer y acoger dentro del país.

Uno de los conductores que ya ha realizado este viaje con éxito es Jose Luis Lema, gallego de 37 anos, que trabaja en el sector de transporte en centroeuropa; hace escasos días hizo el viaje de ida y vuelta, entregando material de primera necesidad en este centro de refugiados y trayendo en su vuelta a nueve ucranianos en una furgoneta, entre ellos un niño de dos años. Jose Luis relata después del agotador viaje: «Hay muchísimos niños, tantos…, las camas están apiladas unas con otras, todos los pabellones llenos de gente, el noventa por ciento mujeres con niños y llegan más continuamente. Miradas perdidas, ausentes, tristes; gente llorando, caminan de un lado para otros, salen al exterior y dan paseos por los aparcamientos. Impacta muchísimo, es chocante, frustrante. Surrealista que en el 2022 estemos viendo algo así. Se me ponen los pelos de punta ver en las condiciones en que están, en el ambiente se palpa mucho desasosiego y desesperación».

Finalizado el viaje, y ya de vuelta en tierra suiza, pudo abrir su furgoneta alquilada gracias a las donaciones de este colectivo; agradecido confiesa que todo ha valido la pena «llevo una satisfacción tan grande que no me cabe en el pecho; no hay dinero que pague esta sensación». (5)

Referencias

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